La Comarca Río Nacimiento es una de las entradas de la provincia de Almería a Sierra Nevada. Su vegetación es la que reta al desierto de Tabernas, convirtiéndose en el cambio drástico de paisaje que tanto impacta al que circula por la A-92. Pero además tiene justo en frente las estribaciones de la Sierra de los Filabres, que igualmente limita la zona más árida a base de metros de altura.
El inicio del cambio por ese costado se puede situar en el Castillo de Gérgal, de la extensísima Comarca Filabres – Alhamilla, con una conservación espectacular y tremendamente llamativo para todos los que van de paso por la carretera. Desde el municipio que lo alberga y que le da nombre se inicia el ascenso a las estrellas, a Calar Alto y la nieve que en el último otoño y en invierno blanquea las cumbres.
En si la fortificación es una torre central de planta cuadrada, pero que además está almenada en sus cuatro esquinas y en la puerta de acceso, siempre acabados en forma cúbica para un mejor remate estético. Perteneció a don Alonso de Cárdenas, conde de la Puebla, Velefique y Bacares, al que le fue entregado de manos de los Reyes Católicos para que allí estableciera su sede.
Como otros tantos emplazamientos en el interior de Almería, tiene historias vinculadas con la rebelión que los moriscos, y posteriormente, en el siglo XVII, fue reconstruido. Su uso pasó más tarde incluso como almacén de granos de los diezmos de los privilegios de los señores, en concreto de la Marquesa de la Torre de las Sigardas. La provincia no era distinta a las demás de España.
Es un cruce de varios caminos que los turistas pueden seguir en su descubrimiento de Almería, de muy fácil acceso y un claro ejemplo que permite comprender mejor la zona en la que se encuentra enclavado. De hecho, está construido en bloque de mampostería sobre todo con las típicas pizarras que igualmente sirvieron para levantar refugios de pastores, visibles a un lado y otro de la carretera.
Claramente su disposición lo hace más para la defensa que para un uso como vivienda. Tiene troneras en sus gruesos muros y compartimentos por niveles en el patio interior, además de aspilleras en varios de los habitáculos internos. Fue testigo de idas y venidas de población y su imagen actual se debe a la última restauración. Es propiedad privada y monumento Bien de Interés Cultural.
El Castillo de Gérgal puede ser considerado como una parada o como una base de operaciones para decidirse por una u otra dirección. El paso por esta localidad, además, no debe centrarse solo en su construcción más señera, sino que bien merece la pena conocer su gastronomía, su agricultura y el resto de su patrimonio arquitectónico y etnográfico.
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